
La capilla se levanta en una amplia meseta con pendiente suave y al borde de una quebrada con flores silvestres y arbustos. Dicho punto es actualmente el cruce de senderos agrícolas.
El edificio se ubica en el interior de una depresión artificial abierta como balcón hacia la quebrada. Al entrar se desciende a un claustro interior cuadrado que, rodeando enteramente el templo, se caracteriza por la variedad de situaciones próximas, donde puede darse el recogimiento para la oración privada. Este claustro da lugar al desarrollo del sentido procesional de las fiestas litúrgicas y las protege del viento que viene del mar.
Sobre la superficie emergen las dos bóvedas de la capilla separadas por un cláustro longitudinal, el cual continúa el nivel y la pendiente del suelo natural.
Este suelo es el reflejo que ofrece la contemplación lo ilimitado del cielo nocturno en la meseta.