6 de Febrero de 1962.-
Querido Pino:
Te escribo rápidamente. Estamos en plena entrega de las iglesias de Concepción, cuyo plazo termina el 8 para presentaciones Corvi.
Hace dos semanas, viajamos con Alberto y Tuto a Concepción. Vimos la obra de Sn. Pedro y después recorrimos toda la Zona entre la cordillera Nabuelbuta y el mar hasta llegar a Lebu.
Comprobé ahí que gran parte de esa prefiguración que uno se hace del espacio, el aire, los árboles, la conformación, los tamaños, la soledad de los caminos – cuando hace los planos regionales, adivinando estas y creando relaciones, era bastante exacta. Tuve una gran sorpresa en eso, y constantemente en el camino, en un auto vertiginoso y en una gran polvareda, me fui admirando de encontrar un orden antes previsto. Sin embargo los pueblos eran bien distintos. El más potente es Curanilahue. Tiene algo remoto parecido a las ciudades de la Sierra en el Perú, encaramadas con valles, ríos y todo a un piso más alto, en donde se presiente, al otro lado de las colinas, un vacío. Es casi lo inverso de Corral, con un movimiento extraño de campesinos, mineros, bosques y restos de mineral, con esa negrura de polvillo que se acumula en la tierra de las calles, en las caras y en todos los edificios de madera.
La capilla de Tuto está en un lugar muy distinto. Le abrió al camino un boquete hacia el río que sólo se alcanza a apreciar al detenerse. A través de unos dos Kilómetros de agua sin una arruga, se ve el frente completo de la ciudad, con esa proximidad – lejanía que permite reconocer ventanas y edificios, esa proximidad de “grande” en lo lejano, y que produce una gran magnitud. Las fotos destruyen ese efecto, como aquí en Valparaíso, cuando la punta de Playa Ancha está enorme y próxima, porque el lente delimita el campo y exagera la perspectiva.
Casualmente siempre he llegado a Sn. Pedro en la tarde, y como está frente al mar y al costado del río que se abre hacia el sur poniente, los rayos del sol penetran hasta el fondo de los cerros por el hueco del río e iluminan en el intermedio la franja de la ciudad en todo el ancho. Se produce un enorme espacio, casi más potente que el atravesar el puente; desde la capilla, que está en sombra, se mira el lado iluminado. En ese hueco abierto, y en una explanada como una mesa, con una gran abstracción, está colocada la capilla. Ese espacio es parte de ella, casi puede decirse, hecho por ella. Un objeto pasado encima y armado para ser contemplado en sus cuatro aristas y sus cuatro mantos perfectamente simétricos, en donde puede jugar la luz produciendo un gran relieve. No está hecha para “situaciones” me parece, calculadas. Hay un cálculo unificador que la separa como un objeto. Mi primera impresión son dos cosas: proporción, tamaño chico – grande; superficie dibujada por las tablas, en un trazado muy fino, casi como la piel de un animal, en un color amarillento suave tiene una proporción extraordinaria. Como siempre que ocurre el efecto de la proporción, no se deja medir en números. Constantemente se escapa a eso y queda en cambio muy fuertemente unida y atrapada en el ojo. Su. presencia se debe a eso. El interior es una cúpula. Me hizo pensar en un espacio oriental, hermético y alto. No habrá imaginado nunca esto, ni un lugar así para rezar. Hay cierta oscuridad y una gran simplicidad de tipo casi arcaico. Se produce una cierta detención en uno y tiene -creo- una especie de solemnidad, Seguramente que esto proviene de que es un espacio muy formal y unificado.
No he dejado de pensar en Corral, con sus diferencias tan grandes, en el interior y en el exterior, en la historia de su “caso”, en la voluntad que la guía, en la circunstancia que la ha conformado, en su espacio múltiple, y la luz a la altura de los ojos, o en horizontal, y en el anhelo constante de atenerse a lo esencial, con suavidad.
Pino:
Muñoz parte en este momento, No puedo continuar por ahora.
Tengo algunas cosas que ver de lo inmediato que te las enumero a continuación como títulos:
1. No he tenido ni una sola noticia de la marcha de la obra desde que partiste ¿qué pasa? Por favor escríbeme semanalmente.
2. Espero la Rendición de cuentas de Socrin correspondientes a Enero.
3. ¿Cómo va lo hablado de:
- Luz eléctrica
- (¿?) interior ( espacio, no tablas )
- Altar, ( demorarán por lo menos un mes en hacerlo )
- Muro Santísimo
- Piso Presbiterio
- Escalera
- Coro
- Colores fachadas (Recuerda pintura se pide a Caritas: Suprime el cuadrado grande planteado atrás)
Espero desesperado una noticia sobre la gestión de Paillaco que te pedí por telegrama. Me averiguaras: estado de la petición del préstamo y revisión del informe técnico. Lo presentamos hace 1 ½ mes y puede perderse el préstamo.
5) ¿Cómo está la Sara? ¿La casa? No he tenido tiempo de buscarle Recuerdos a la Sara*
Saludos a todos
Pepe.
Va material para lo pedido por Rocuant: Hemos pasado con Alberto en pintura, Matisse, Chagall y un abstracto no figurativo.
(Transcrito por Marta Vial, 1983)
Querido Pino:
Te escribo rápidamente. Estamos en plena entrega de las iglesias de Concepción, cuyo plazo termina el 8 para presentaciones Corvi.
Hace dos semanas, viajamos con Alberto y Tuto a Concepción. Vimos la obra de Sn. Pedro y después recorrimos toda la Zona entre la cordillera Nabuelbuta y el mar hasta llegar a Lebu.
Comprobé ahí que gran parte de esa prefiguración que uno se hace del espacio, el aire, los árboles, la conformación, los tamaños, la soledad de los caminos – cuando hace los planos regionales, adivinando estas y creando relaciones, era bastante exacta. Tuve una gran sorpresa en eso, y constantemente en el camino, en un auto vertiginoso y en una gran polvareda, me fui admirando de encontrar un orden antes previsto. Sin embargo los pueblos eran bien distintos. El más potente es Curanilahue. Tiene algo remoto parecido a las ciudades de la Sierra en el Perú, encaramadas con valles, ríos y todo a un piso más alto, en donde se presiente, al otro lado de las colinas, un vacío. Es casi lo inverso de Corral, con un movimiento extraño de campesinos, mineros, bosques y restos de mineral, con esa negrura de polvillo que se acumula en la tierra de las calles, en las caras y en todos los edificios de madera.
La capilla de Tuto está en un lugar muy distinto. Le abrió al camino un boquete hacia el río que sólo se alcanza a apreciar al detenerse. A través de unos dos Kilómetros de agua sin una arruga, se ve el frente completo de la ciudad, con esa proximidad – lejanía que permite reconocer ventanas y edificios, esa proximidad de “grande” en lo lejano, y que produce una gran magnitud. Las fotos destruyen ese efecto, como aquí en Valparaíso, cuando la punta de Playa Ancha está enorme y próxima, porque el lente delimita el campo y exagera la perspectiva.
Casualmente siempre he llegado a Sn. Pedro en la tarde, y como está frente al mar y al costado del río que se abre hacia el sur poniente, los rayos del sol penetran hasta el fondo de los cerros por el hueco del río e iluminan en el intermedio la franja de la ciudad en todo el ancho. Se produce un enorme espacio, casi más potente que el atravesar el puente; desde la capilla, que está en sombra, se mira el lado iluminado. En ese hueco abierto, y en una explanada como una mesa, con una gran abstracción, está colocada la capilla. Ese espacio es parte de ella, casi puede decirse, hecho por ella. Un objeto pasado encima y armado para ser contemplado en sus cuatro aristas y sus cuatro mantos perfectamente simétricos, en donde puede jugar la luz produciendo un gran relieve. No está hecha para “situaciones” me parece, calculadas. Hay un cálculo unificador que la separa como un objeto. Mi primera impresión son dos cosas: proporción, tamaño chico – grande; superficie dibujada por las tablas, en un trazado muy fino, casi como la piel de un animal, en un color amarillento suave tiene una proporción extraordinaria. Como siempre que ocurre el efecto de la proporción, no se deja medir en números. Constantemente se escapa a eso y queda en cambio muy fuertemente unida y atrapada en el ojo. Su. presencia se debe a eso. El interior es una cúpula. Me hizo pensar en un espacio oriental, hermético y alto. No habrá imaginado nunca esto, ni un lugar así para rezar. Hay cierta oscuridad y una gran simplicidad de tipo casi arcaico. Se produce una cierta detención en uno y tiene -creo- una especie de solemnidad, Seguramente que esto proviene de que es un espacio muy formal y unificado.
No he dejado de pensar en Corral, con sus diferencias tan grandes, en el interior y en el exterior, en la historia de su “caso”, en la voluntad que la guía, en la circunstancia que la ha conformado, en su espacio múltiple, y la luz a la altura de los ojos, o en horizontal, y en el anhelo constante de atenerse a lo esencial, con suavidad.
Pino:
Muñoz parte en este momento, No puedo continuar por ahora.
Tengo algunas cosas que ver de lo inmediato que te las enumero a continuación como títulos:
1. No he tenido ni una sola noticia de la marcha de la obra desde que partiste ¿qué pasa? Por favor escríbeme semanalmente.
2. Espero la Rendición de cuentas de Socrin correspondientes a Enero.
3. ¿Cómo va lo hablado de:
- Luz eléctrica
- (¿?) interior ( espacio, no tablas )
- Altar, ( demorarán por lo menos un mes en hacerlo )
- Muro Santísimo
- Piso Presbiterio
- Escalera
- Coro
- Colores fachadas (Recuerda pintura se pide a Caritas: Suprime el cuadrado grande planteado atrás)
Espero desesperado una noticia sobre la gestión de Paillaco que te pedí por telegrama. Me averiguaras: estado de la petición del préstamo y revisión del informe técnico. Lo presentamos hace 1 ½ mes y puede perderse el préstamo.
5) ¿Cómo está la Sara? ¿La casa? No he tenido tiempo de buscarle Recuerdos a la Sara*
Saludos a todos
Pepe.
Va material para lo pedido por Rocuant: Hemos pasado con Alberto en pintura, Matisse, Chagall y un abstracto no figurativo.
(Transcrito por Marta Vial, 1983)