
Escrito sobre la Obra (Hoy publicado)
Sobre la casa de Jean Mermoz hay un escrito, una carta que yo le mandé a Godo y a Alberto, que en ese momento estaban en Europa. La carta está escrita en el año 61 y relata el encargo mismo, la construcción de la obra y algunos comentarios arquitectónicos y constructivos.
Circunstancias del encargo
Mi hermana Gabriela había comprado un sitio en Apoquindo y en el año 1957 mi papá compró un sitio por detrás que estaba traslapado. Su idea era construirse una casa y recibirnos cuando fuéramos a Santiago. Posteriormente la casa quedaría para mí, de tal manera que yo quedaría al lado de mi hermana Gabriela.
Nos hizo un encargo muy concreto. Con ese encargo, yo personalmente hice un primer proyecto.
Primer Proyecto
El proyecto tenía una parte anterior que daba a la calle Jean Mermoz. Era un cuerpo con un balcón que abajo tenía una pieza para un chofer, una bodega y un garaje, todo constituido como un especie de frente.
Después, había un patio cuadrado de 15 por 15 metros, abarcando todo el ancho del sitio y al fondo estaba la casa, como apretada en la parte de atrás. Sin embargo éste proyecto no le gustó a mi papá porque se había colocado la casa en el fondo del sitio. Mi padre pensaba que esta disposición era poco práctica ya que los dejaría lejos de la calle. Como eran solamente dos y considerando que a veces no estaba la empleada, les sería difícil ir a abrir la puerta que quedaría demasiado lejos y separada de la casa.
Proyecto Base de lo Construído
Entonces, hice otro proyecto donde cambié la casa para adelante. Hice el partido general y un desarrollo un poco simplificado; un especie de anteproyecto que fue en base sobre la cual se comenzó a hacer la obra.
Había que hacer adaptaciones para que cumpliera las ordenanzas municipales. Aunque esa casa nació y murió sin haber tenido nunca la recepción municipal, Alberto y Miguel trabajaron en el desarrollo de estos planos para convertirlos en una presentación municipal, tomando el partido que yo había hecho. Alberto metió mucha mano y comenzó a aparecer esa plástica distinta que tuvo la casa después.
A partir de ese momento, hicimos unos movimientos de tierra. La obra se suspendió como por un año y tanto.
El trabajo en Común
Cuando la casa comenzó a construirse, apareció todo un trabajo en común. Comencé a hablar nuevamente con Alberto, más que con los demás y fuimos muchas veces al lugar estando ya definido el partido general.
Alberto me hacía proposiciones: “…por qué no hacemos primero los movimientos de tierra y vemos lo que pasa…” y yo acepté todas esas cosas. Se trabajó con una empresa con la cual se hicieron movimientos de tierra, se excavaron, se dejaron unos pedazos sin excavar y se produjo todo un proceso donde la obre se fue haciendo ahí mismo, sobre la marcha, sin quebrar los planos definitivos, sin alterar lo esencial de este anteproyecto medio brujo que andaba por ahí funcionando (lo más contradictorio que hay con lo que podría ser una cosa municipal) y ahí después, con Alberto siempre seguimos y después no solo Alberto sino también a Pepe, a Tuto y generalmente íbamos cada 15 días. Nos juntábamos en el transcurso de la obra y esto era para afinar cierta figura de la obra.
El Modo de Construírse
Se hicieron primero movimientos de tierra, después un esqueleto de hormigón armado, que tenía unos pilares triangulares con huecos que se fueron rellenando con materiales más livianos. Algunos eran como panderetas y otros eran de madera y ahí se produjo todo un trabajo que era común. Yo diría básicamente en la plástica, en la configuración plástica del asunto.
Se mandaron a hacer ventanas de distintos tamaños, se colocaban, se apuntalaban, entender una obra que se está haciendo como con la mano.
Lo Significativo de la Obra
Por ejemplo, hay un rombo que se colocó en la fachada que se puso de esta manera. Esa era plástica de Alberto pura. Alberto dibujaba y pintaba y participó mucho. En ese sentido la cada de Jean Mermoz era una obra muy significativa. Antes de ella estaba Pajaritos que era un cubo. A Godo no le gustó mucho Pajaritos porque para ser una obra paradigmática, tenía demasiado peso cúbico todavía. Un poco Le Corbusier, con la mano de Alberto, la forma de colocar el campanil con todo su fundamento.
Pero en esta, obra apareció hablando de Alberto. Yo hice de intérprete y lo que Alberto finalmente decía, yo se lo construía cobrándole la palabra “podríamos hacer este rombo aquí, podríamos hacer esta ventana acá…” pasaban 10 días y sucedía que la ventana estaba puesta. Entonces, dentro de este nacimiento, la aplicación de la plástica espacial de Alberto a una obra concreta, tuvo lugar ahí, y es de alguna manera, madre de toda una plástica posterior que seguimos, en Ritoque y todo lo demás.
Los Planos
Sobre los planos: Al principio hice yo ese anteproyecto con papel y lápiz, con todas sus cosas, dependencias con baños, con puertas, con todo. Después este anteproyecto se transformó con la ayuda de… yo creo que ahí trabajaron (trasnocharon una vez para mandarme unos planos municipales) Alberto, Miguel y no se si Tuto y Pepe, los planos que llegaron a Santiago, yo no los conocía, los firmaba pero no conocía el desarrollo plástico del partido arquitectónico que yo había tomado.
El Método
Hubo ciertamente un método que se fundó ahí. Hubo un momento dado donde estábamos clocando ventanas. Ya estaba la obra con su estructura de hormigón, habían partes de madera que constituían su volumen, ya la obra estaba con todo su volumen completo pero todavía no estaba cerrada y la cerrábamos y la tapábamos con cartón, con tiras de cartón y la envolvimos, como quién hace un paquete. Hicimos un paquete y la cerramos completa y dijimos “ahora le hacemos los hoyos” –las ventanas- pero se cerró físicamente con cartón y aspillera, se llevaron a cabo esas experiencias, concretamente adentro. Ahora los hoyos habían nacido porque la obra ya tenía un sentido, tenía un partido e incluso más, fíjate, eso que esté hundida, nació un poco de una cosa que mi papá me dijo. Cuando mi papá hizo el encargo, tres años antes (hubo un tiempo muerto entre medio) él propuso que ellos, como estaban viejos, querían estar como en un primer piso, pero en un primer piso un poquito más arriba, para no quedar en la cota cero, entonces podría tener abajo esto. Entonces, eso quedó y por eso que los hoyos vinieron de hacer un piso bajo donde yo iría con mi familia iría y mi papá estaría en el piso “noble”, en el piso principal.
En los movimientos de tierra se respetó esto, obviamente con una forma muy distinta a la original. Después vino toda una cosa arquitectónica, fuera del partido mismo.
Cómo Fue Vista La Obra en su Tiempo
DV: ¿Su papá comulgaba con todas estas ideas?
- Nada
DV ¿Se espantó con la casa?
- Yo creo que se puede haber espantado, pero nunca lo dijo. Mi papá era muy macanudo, porque no había escándalos
DV ¿Es cierto que los vecinos alegaron por esa casa?
- Yo creo que alegó mucha gente, pero los vecinos no, porque estábamos con todas las reglas del caso. Podrían haber alegado que era fea pero… claro, el director de obras nunca… cuando yo le llevaba los planos, el director de obras corregía los planos, me decía “no pues, sáquele este rombo que está acá, póngale esto acá…” y me dibujaba los planos. Tal cual como te digo yo. Ya no me acuerdo el nombre, un arquitecto de la municipalidad de Las Condes, y como te digo, nunca fue aprobado. Ahora yo no sé como siguió. Un parte nos sacaron una vez. Nunca tuvo aprobación final.
La Organización y Los Participantes de la Construcción
Esa casa, la organización para hacerla era el grupo de nosotros que se ocupaba de lo general, de la revisión, en el fondo, yo te diría de la plástica misma del espacio. Después, yo era el que dirigía el pandero, que además era el que tenía la plata de mi papá y platas mías también que invertí ahí y que llevaba la cosa adelante.
La construcción no se demoró mayormente. Puede haberse demorado un año. Yo a su turno, contrataba “a precio de hambre”, a alumnos recién egresados de acá y los recién egresados contratados –esto es bien bonito- son Hugo Molina, el socio de De Grote, el otro fue Eduardo Mena, otro fue Peter Brownberg que trabajó siempre en el mundo público, urbanismo, etc. Y Cristián Valdés. Esos cuatro arquitectos trabajaron no juntos, sino separados y eran los que estaban en Santiago siguiendo la continuidad de la obra.
Yo venía para acá y me iba un día o dos a Santiago y ellos seguían… y ahí tenían unas instrucciones, detalles constructivos y planos y ellos se encargaban de ir materializando.
Finalmente la casa la terminó José María Lorca porque la obra quedó con el piso de abajo inconcluso. José María Lorca terminó el piso de abajo, otras partes también pero básicamente el piso de abajo. Ya estaba hecha la escala de caracol y todo eso.
La Casa como Modo de Ejercer la Arquitectura
Pero la manera en que se hizo la casa –hay que aceptarlo (y eso lo aprendí con los años) es una forma inaplicable en general. Eso vale para esa obra y es efectivamente una modalidad única de hacerla, pero tú no lo puedes “vender” como un camino posible. Eso puede darse para otro arquitecto que a lo mejor es dueño de su casa, para la casa de la mamá, que puede hacerlo, está dispuesto, e incluso (si) la parte económica no es preponderante. Allá la cosa fue hecha con cierta economía, pero obviamente que es una cosa que es cara. Uno puede gastarse dos veces el presupuesto. Fue económica porque tenía cosas económicas en la construcción, fue bastante bien pensada, despuntes que se podían re-aprovechar y todo, pero es una obra que no puede competir con el sistema actual.
Es una obra bien significativa porque en parte, permitió a Alberto en este caso, en parte importante, se ve materializada las cosas que decía. Ahora, yo a su turno, tengo un mérito personal también. Yo, en esos tiempos en que estábamos en Viana, en que vivíamos todos juntos, veía las cosas que Alberto pintaba, veía las cosas que Claudio esculpía, yo mismo hacía unos trabajos del espacio medio inspirado en los dibujos de Alberto, de figuras geométricas de Alberto, unos triángulos, unos cuadrados, que… para mí, tengo clarísimo quién es Alberto, eso lo reconozco de nacimiento, entonces yo estaba muy imbuido de esa espacialidad y muy convencido de ella, yo la hacía mía de alguna manera.
Yo era un buen intérprete y un inventor de cosas, de detalles constructivos, que a su turno reflejaban eso. Ponte tú, la colocada de tablas diagonales nace ahí. Nosotros todo lo hacemos con tablas diagonales, si vas a Ritoque o donde sea…. yo los moldajes, por ejemplo comencé a meterle por mi cuenta y riesgo, en mi interpretación del asunto, la tabla diagonal, los zócalos y una serie de cosas más, como del dibujo
Hay, por una parte, una observación inconsciente de Alberto, natural, y hay cosas que a mí personalmente me interesaban: como se junta un pavimento con otro, como se junta la madera con otra cosa, cosas que nacían de mi mismo, de mi propia plástica, pero era buen intérprete, en ese sentido. Le interpretaba una cosa, aparte que le pueda inventar otra, entonces –te digo pensando ahora- era una coyuntura bien única que se haya dado eso y que haya permitido florecer en muchas cosas