CARTA AL PROVINCIAL JESUITA SOBRE LA SITUACIÓN DE LA OBRA
Reverendo Padre Provincial
José Aldunate S.J.
Santiago.
Reverendo Padre:
Nos permitimos hacer entrega de esta carta, en ocasión de la reunión que Ud. nos ha acordado. Creemos del caso consignarle por escrito el desarrollo de los acontecimientos últimos de esta obra.
Para mayor claridad la hemos dividido en tres partes: Primero, antecedentes; segundo: relaciones entre la Universidad y el R. Padre Barros; tercero, de cómo la Escuela ve el futuro inmediato de esta obra.
Podemos aportar a Ud. los datos que le sean necesarios, sea de planos, correspondencia, antecedentes económicos, documentación administrativa.
1° Antecedentes.
La obra se realiza por el sistema de Administración. Ella es llevada por la Empresa Constructora Abalos y González, quién ofreció las condiciones más favorables dentro de los constructores de Puerto Montt. Se desarrolla, como toda administración, en base a un presupuesto de carácter informativo. Este fue confeccionado por la Empresa Constructora con fecha 6-8-62; su valor de es de E° 69.039,47
A dicha cifra se agrega el trato especial entre los PP. Jesuitas y la Escuela de Arquitectura, relativos a gastos de estudio, viajes y estadías en obra. Los gastos de estudio son fijos: E° 3.000,00. Los gastos de viajes y estudio son variables.
La obra se ha desarrollado, en sus líneas generales, en conformidad a lo proyectado. Debe considerarse que se trata de una refacción de una obra en madera de grandes dimensiones.
Se han producido dos alteraciones dentro de la marcha de ella:
a) aumento de las fundaciones generales de la obra por una acentuada no homogeneidad del terreno firme.
b) Cambio en fachada por iniciativa del propietario y razón de una donación de vidrios. Esto lleva a una re-proyección de la fachada que conforma un pórtico vidriado. Así mismo se re-proyecta en el interior determinadas partes para dejarlas en armonía con la nueva fachada.
En la actualidad, el estado de la obra es el siguiente: Quedan dos grandes partidas por terminar: la fachada ,y la luz eléctrica. A esto se agregan las pequeñas partidas de remates y terminaciones finales.
En este momento, se: han invertido en la obra E°. . . . . . . Si se considera el tiempo transcurrido con los cambios de costos, la naturaleza misma de la obra que es una reconstrucción de magnitud, el rendimiento de la mano
de obra en Puerto Montt, la lejanía de esta ciudad, y por último, los cambios
de proyección y organización provocados por las variantes ya expuestas,
no se puede dejar de convenir que la obra ha sido llevada económicamente con el mejor de los éxitos.
2° Relaciones entre la Universidad y el R. Padre Barros.
El Padre Barros ha estado a cargo en dos períodos de la obra. habiéndose producido un período intermedio, a cargo del R.P. Rector. Fue el P. Larraín quien propuso y aprobó la nueva fachada y las modificaciones consiguientes del interior.
Al hacerse cargo el P. Barros por segunda vez de la obra, manifestó su desacuerdo con las modificaciones introducidas en su ausencia, pero en consideración a las aprobaciones del P. Larraín, se continuó adelante la obra.
Esta situación se mantuvo hasta el día…..de Julio, en que se llevó a cabo una reunión del R. Padre Barros con los arquitectos, con motivo de que la Fábrica Vidrios Planos Lirquén retiraba la donación de vidrios para la iglesia.
El Padre Barros pidió en ello, haciendo caso omiso de la fachada y del interior, tanto en cuanto a lo estudiado como en lo ya realizado, se volviera a la concepción primitiva, que era la de una iglesia sin pórtico vidriado. Los profesores de la Escuela le hicieron ver lo inadecuado que era dicho criterio para la obra y su desarrollo, y lo injusto que aparecía con respecto a la labor de los arquitectos. Le propusieron al P. Barros someter la situación a la consideración del R. Padre Provincial, por cuanto él había conocido y aprobado, en principio, el ante-proyecto de la iglesia .
Pudimos exponer al R. Padre Lavín la situación de la obra y él decidió que se realizara lo planificado, o sea la fachada del P. Larraín y su armonización interior.
A continuación de esto, se recibe una carta del Padre Barros con fecha 30 de julio de 1963 en que da cuenta de su decisión de llevar en adelante un control económico de la obra, de acuerdo a una cifra máxima de gastos, que la determina en E° 7O.O0O,OO.
La Escuela no contesta esta carta, por considerar inaceptable los términos en que ella se dirigía a profesores universitarios. Esta decisión la toma, no solo en razón de dicha carta, sino que también teniendo presente otras anteriores, como así mismo sus relaciones con los alumnos residentes en la obra, los cuales ya habían hecho notar a la Escuela cuán injusto trato recibían.
El P. Barros declara el día 22 de agosto que procederá a paralizar la obra, el día sábado 27 de agosto; Sin embargo prorroga una semana la paralización. La Escuela ante esta situación propone lo siguiente:
a) Pide a Abalos y González que no se retire de la obra y con ello de Puerto Montt, y que acepte esperarse una semana. La Empresa Constructora declara, estar dispuesta a ello.
b) Pide al Padre Barros que proporcione los últimos antecedentes de la contabilidad del propietario, para hacer una revisión y actualizar la cifra total de gastos a la fecha. ,
3 La Escuela ante el futuro de la obra.
La Escuela ve la situación de la obra de una gravedad tal en lo que respecta a las relaciones con el P. Barros, que se ve precisada a solicitar esta segunda reunión. Oportunamente avisó al Padre Barros de ella, por si él creía del caso concurrir.
Quisiéramos ahora exponer los puntos de vista de la Escuela.
Lo primero que la Escuela tiene que manifestar es que desea grandemente continuar con la obra y verla terminada. Tanto por la necesidad que tienen las iglesias parroquiales del sur del país destruidas por el terremoto del 60, de quedar nuevamente en servicio, como por una necesidad interna del trabajo y los estudios de una Escuela de Arquitectura, la que con todo cuanto hace, desarrolla una lección teórica y practica para sus alumnos.
En segundo lugar, debe decir que encuentra verdaderamente desproporcionada toda su gestión, tanto en lo arquitectónico, lo administrativo y lo económico con respecto a las objeciones que le hace el R. Padre Barros. La obra en la actualidad en su partido general sigue los planteamientos del propio Padre Barros, pues nuestro proyecto primitivo era diferente y se lo modificó en razón de sus puntos de vista. En cambio, la fachada y las terminaciones obedecen a los criterios del P. Larraín.
En cierta oportunidad escribimos una carta al Padre Barros y al Padre Larraín, y les explicábamos esta dualidad y les decíamos que nuestra tarea arquitectónica había sido armonizar ambas posiciones. Y que lo habíamos hecho con especial interés. Pues es propio de una obra que pertenece a una orden religiosa que se guíe por los criterios de varios de sus miembros. Y decíamos en esa carta, como ambos criterios podían insertarse en planteamientos de la arquitectura tradicional jesuítica. Por eso, desde este punto de vista, la actitud del P. Barros e no querer reconocer los criterios arquitectónicos de otro padre, nos parece irreal.
Así mismo, nos parece del todo inaceptable fijar en él campo económico una cifra límite en cuanto al costo total de la obra. Esto queda fuera de la naturaleza y leyes de la administración, máxime en un caso de reconstrucción como es el presente. Por lo demás, resulta obvio que de ningún modo se puede tomar esta medida, que anula el trato inicial e imposibilita la ejecución de lo proyectado, conforme a lo acordado con el Padre Provincial, en forma unilateral.
La Escuela, pide entonces, que se le permita continuar desarrollando la obra para que se logre llevarse acabo el proyecto en su forma total considerando que la ejecución se está realizando en las mejores condiciones. Pero no puede dejar de hacer notar que para ello es indispensable que el P. Barros asuma otra actitud, otros criterios, otro tono en las relaciones, de manera que se alcancen a restablecer las condiciones en que se inició la obra.
Lo saluda con todo respeto,
Reverendo Padre Provincial
José Aldunate S.J.
Santiago.
Reverendo Padre:
Nos permitimos hacer entrega de esta carta, en ocasión de la reunión que Ud. nos ha acordado. Creemos del caso consignarle por escrito el desarrollo de los acontecimientos últimos de esta obra.
Para mayor claridad la hemos dividido en tres partes: Primero, antecedentes; segundo: relaciones entre la Universidad y el R. Padre Barros; tercero, de cómo la Escuela ve el futuro inmediato de esta obra.
Podemos aportar a Ud. los datos que le sean necesarios, sea de planos, correspondencia, antecedentes económicos, documentación administrativa.
1° Antecedentes.
La obra se realiza por el sistema de Administración. Ella es llevada por la Empresa Constructora Abalos y González, quién ofreció las condiciones más favorables dentro de los constructores de Puerto Montt. Se desarrolla, como toda administración, en base a un presupuesto de carácter informativo. Este fue confeccionado por la Empresa Constructora con fecha 6-8-62; su valor de es de E° 69.039,47
A dicha cifra se agrega el trato especial entre los PP. Jesuitas y la Escuela de Arquitectura, relativos a gastos de estudio, viajes y estadías en obra. Los gastos de estudio son fijos: E° 3.000,00. Los gastos de viajes y estudio son variables.
La obra se ha desarrollado, en sus líneas generales, en conformidad a lo proyectado. Debe considerarse que se trata de una refacción de una obra en madera de grandes dimensiones.
Se han producido dos alteraciones dentro de la marcha de ella:
a) aumento de las fundaciones generales de la obra por una acentuada no homogeneidad del terreno firme.
b) Cambio en fachada por iniciativa del propietario y razón de una donación de vidrios. Esto lleva a una re-proyección de la fachada que conforma un pórtico vidriado. Así mismo se re-proyecta en el interior determinadas partes para dejarlas en armonía con la nueva fachada.
En la actualidad, el estado de la obra es el siguiente: Quedan dos grandes partidas por terminar: la fachada ,y la luz eléctrica. A esto se agregan las pequeñas partidas de remates y terminaciones finales.
En este momento, se: han invertido en la obra E°. . . . . . . Si se considera el tiempo transcurrido con los cambios de costos, la naturaleza misma de la obra que es una reconstrucción de magnitud, el rendimiento de la mano
de obra en Puerto Montt, la lejanía de esta ciudad, y por último, los cambios
de proyección y organización provocados por las variantes ya expuestas,
no se puede dejar de convenir que la obra ha sido llevada económicamente con el mejor de los éxitos.
2° Relaciones entre la Universidad y el R. Padre Barros.
El Padre Barros ha estado a cargo en dos períodos de la obra. habiéndose producido un período intermedio, a cargo del R.P. Rector. Fue el P. Larraín quien propuso y aprobó la nueva fachada y las modificaciones consiguientes del interior.
Al hacerse cargo el P. Barros por segunda vez de la obra, manifestó su desacuerdo con las modificaciones introducidas en su ausencia, pero en consideración a las aprobaciones del P. Larraín, se continuó adelante la obra.
Esta situación se mantuvo hasta el día…..de Julio, en que se llevó a cabo una reunión del R. Padre Barros con los arquitectos, con motivo de que la Fábrica Vidrios Planos Lirquén retiraba la donación de vidrios para la iglesia.
El Padre Barros pidió en ello, haciendo caso omiso de la fachada y del interior, tanto en cuanto a lo estudiado como en lo ya realizado, se volviera a la concepción primitiva, que era la de una iglesia sin pórtico vidriado. Los profesores de la Escuela le hicieron ver lo inadecuado que era dicho criterio para la obra y su desarrollo, y lo injusto que aparecía con respecto a la labor de los arquitectos. Le propusieron al P. Barros someter la situación a la consideración del R. Padre Provincial, por cuanto él había conocido y aprobado, en principio, el ante-proyecto de la iglesia .
Pudimos exponer al R. Padre Lavín la situación de la obra y él decidió que se realizara lo planificado, o sea la fachada del P. Larraín y su armonización interior.
A continuación de esto, se recibe una carta del Padre Barros con fecha 30 de julio de 1963 en que da cuenta de su decisión de llevar en adelante un control económico de la obra, de acuerdo a una cifra máxima de gastos, que la determina en E° 7O.O0O,OO.
La Escuela no contesta esta carta, por considerar inaceptable los términos en que ella se dirigía a profesores universitarios. Esta decisión la toma, no solo en razón de dicha carta, sino que también teniendo presente otras anteriores, como así mismo sus relaciones con los alumnos residentes en la obra, los cuales ya habían hecho notar a la Escuela cuán injusto trato recibían.
El P. Barros declara el día 22 de agosto que procederá a paralizar la obra, el día sábado 27 de agosto; Sin embargo prorroga una semana la paralización. La Escuela ante esta situación propone lo siguiente:
a) Pide a Abalos y González que no se retire de la obra y con ello de Puerto Montt, y que acepte esperarse una semana. La Empresa Constructora declara, estar dispuesta a ello.
b) Pide al Padre Barros que proporcione los últimos antecedentes de la contabilidad del propietario, para hacer una revisión y actualizar la cifra total de gastos a la fecha. ,
3 La Escuela ante el futuro de la obra.
La Escuela ve la situación de la obra de una gravedad tal en lo que respecta a las relaciones con el P. Barros, que se ve precisada a solicitar esta segunda reunión. Oportunamente avisó al Padre Barros de ella, por si él creía del caso concurrir.
Quisiéramos ahora exponer los puntos de vista de la Escuela.
Lo primero que la Escuela tiene que manifestar es que desea grandemente continuar con la obra y verla terminada. Tanto por la necesidad que tienen las iglesias parroquiales del sur del país destruidas por el terremoto del 60, de quedar nuevamente en servicio, como por una necesidad interna del trabajo y los estudios de una Escuela de Arquitectura, la que con todo cuanto hace, desarrolla una lección teórica y practica para sus alumnos.
En segundo lugar, debe decir que encuentra verdaderamente desproporcionada toda su gestión, tanto en lo arquitectónico, lo administrativo y lo económico con respecto a las objeciones que le hace el R. Padre Barros. La obra en la actualidad en su partido general sigue los planteamientos del propio Padre Barros, pues nuestro proyecto primitivo era diferente y se lo modificó en razón de sus puntos de vista. En cambio, la fachada y las terminaciones obedecen a los criterios del P. Larraín.
En cierta oportunidad escribimos una carta al Padre Barros y al Padre Larraín, y les explicábamos esta dualidad y les decíamos que nuestra tarea arquitectónica había sido armonizar ambas posiciones. Y que lo habíamos hecho con especial interés. Pues es propio de una obra que pertenece a una orden religiosa que se guíe por los criterios de varios de sus miembros. Y decíamos en esa carta, como ambos criterios podían insertarse en planteamientos de la arquitectura tradicional jesuítica. Por eso, desde este punto de vista, la actitud del P. Barros e no querer reconocer los criterios arquitectónicos de otro padre, nos parece irreal.
Así mismo, nos parece del todo inaceptable fijar en él campo económico una cifra límite en cuanto al costo total de la obra. Esto queda fuera de la naturaleza y leyes de la administración, máxime en un caso de reconstrucción como es el presente. Por lo demás, resulta obvio que de ningún modo se puede tomar esta medida, que anula el trato inicial e imposibilita la ejecución de lo proyectado, conforme a lo acordado con el Padre Provincial, en forma unilateral.
La Escuela, pide entonces, que se le permita continuar desarrollando la obra para que se logre llevarse acabo el proyecto en su forma total considerando que la ejecución se está realizando en las mejores condiciones. Pero no puede dejar de hacer notar que para ello es indispensable que el P. Barros asuma otra actitud, otros criterios, otro tono en las relaciones, de manera que se alcancen a restablecer las condiciones en que se inició la obra.
Lo saluda con todo respeto,