RESPUESTA DE ALBERTO CRUZ A JOSE VIAL
(sin fecha)
SITUACIÓN DE JESUITAS
Recibí tu carta, tarde en la mañana, de manera que solo he tenido una hora o un poco más para reflexionar sobre la situación actual de la obra:
Creo que hay que distinguir varios aspectos:
- La realidad arquitectónica de la obra
- La gestión constructiva
- Las relaciones con el P. Barros y el P. Larraín
- El trabajo nuestro: proyección, ejecución, control
1. Realidad arquitectónica:
a. Está en juego la fachada vidriada. Proviene ella de un pensamiento que comunica el interior de la iglesia con el exterior, pensamiento que se inserta en la comunicabilidad de los interiores públicos de la ciudad.
Se trata de un movimiento ciudadano, entonces, que va a llegando a todo pueblo de hoy, en esa apetencia que tiene todo pueblo de hoy por insertarse en la clase de ciudades que viven los ciudadanos que ya se ha concretizado en formas o manifestaciones. Pero este pensamiento para instaurarse, debe encontrar circunstancias favorables o poder vencer las contrarias. Si no estas circunstancias hacen que permanezca el régimen de los interiores públicos aislados, herméticos.
Parece que el presente caso se quedará en este régimen, tal como sucedió en Corral.
Pero es todo un régimen con sus leyes. Con toda su realidad trabajable. Y por ello, llenos de su propia hondura.
b. La fachada y su decoración : La decoración de las iglesias tenía la misión de construir el lugar en que estaban levantadas las iglesias, que a su vez era un lugar dentro del entramado de la ciudad. Era todo un sistema urbano de realidades jerarquizadas.
Los lugares de la ciudad han evolucionado, por tanto hoy si se tiene una conciencia o un ojo diferente para comprender y ver los lugares de la ciudad, aunque estos lugares sean de pueblos.
Hay pues que estudiar la realidad de una fachada, en una época que abandona las fachadas tridimensionales, y en que los lugares no descienden de las “plazas de armas” o de los “patios públicos”.
Ese es el problema arquitectónico.
B. La gestión constructiva:
Ella comprende una gestión de carácter:
- Técnico: Proyección, planificación de la marcha, control y recibimientos de las partidas.
- Administrativo: Contratamiento del personal (manual de obras, maquinaria y herramientas, dirección; fiscalización leyes sociales.
- Financieros: Financiamientos y retenciones, garantías, devoluciones del dinero en ejercicio.
Me parece, cuando se habla de gestión constructiva, deben tener presente estos tres aspectos con sus 1os puntos.
Es con esta totalidad que hay que correr.
Si vemos estos puntos, comprendemos que la Escuela está todo imposibilitada de la construcción pues, muchos de estos puntos se basan en un ejercicio continuo que reclama la ejecución de obras sucesivas.
Relaciones con el P.Barros y Larraín
La mentalidad clerical, en cuanto a las obras materiales tales como la edificación de las iglesias, esl muchas veces la intervención en forma directísima y de una manera muy autoritaria y amenazadora respecto a posibles represalias a tomar. Ellos se sienten los únicos poseedores de las verdades prácticas. Es un problema del poder humano. Las verdades sobrenaturales tal vez no vividas lo suficiente santamente, las llevan a que creen que poseen la sabiduría natural. Es una vieja creencia que seguramente supera a cada sacerdote en particular. Pero creo que el P.Barros (sobrepasa ) con su ingenuidad, tozudez y estupidez natural, cierto límite, que es nuestra obligación recordárselo.
1° A la universidad no se le amenaza
2° La obra no la puede detener
3° No estamos dispuestos a que la escuela reciba un trato no real.
Cualquier queja nuestra la llevaremos al provincial jesuita y le haremos una presentación en que nos quejaremos de la arbitrariedad del P. Barros.
En cuanto al P.Larraín, es evidente que él hace lo que puede , y lo que puede, en estos planos de edificación de obras materiales, será seguramente por chisporrotazos. Un chisporrotazo: que se haga una entrada a la manera tradicional jesuita: la magnificencia de la casa de Dios, como lección para el fiel. Después vienen otros asuntos, asuntos propios o quizás más propios de él y adiós. Es un mundo en parte de apariencias. Pero así, en muchísimos casos, será como se levanta la obra arquitectónica.
El trabajo nuestro: Proyección, ejecución, control
Debemos estar siempre alertas para saber detectar las reales circunstancias en que se apoya la obra, y su proceso de edificación y las reales fuerzas que se podía disponer.
Tales reales comprensiones y aquilatamientos tiene que ser la luz- por decirlo así- que ilumine lo que se concibe y planifica.
Veo que la iglesia quedaría naciendo de un plano menos perteneciente a la ciudad de hoy, que la que podríamos haber creído por un momento, en razón de reales aberturas que tuvo en algunos momentos el medio. No importa. Creo que debería hacerse con una ciudad más antigua o más pueblerina. Ella, en verdad, es la que nos hace el encargo.
Podemos trabajar para ella, y con alegría inventiva. Es decir, con esa anticipación del resplandor de la obra que se procreará, que es la real alegría del arquitecto.
Naturalmente que en un clima no paternalista por parte del los P. Barros y aún de Larraín.
Debemos hacer un recuento real de las fuerzas y proceder, sabiendo de los criterios y medidas que nos corresponden y que nos son propias.
Nosotros dijimos que la iglesia entera, no sería una remodelación exacta, sino con aquellas variantes propias a nuestro momento: tanto en el campo de la asismicidad, construcción y estética. Así se procederá, pues tal es el compromiso. En eso seremos firmes, porque estamos claros.
El martes espero ir a la Escuela, allí hablaremos del tema de:
- estudios realizados
- medios económicos disponibles para la ejecución
- tiempos y plazos de la obra
- nuestro sistema de trabajo interno:
Y enseguida adoptaremos resoluciones que comunicaremos al P.Barros, P.Larraín, y si es necesario, al provincial.
(sin fecha)
SITUACIÓN DE JESUITAS
Recibí tu carta, tarde en la mañana, de manera que solo he tenido una hora o un poco más para reflexionar sobre la situación actual de la obra:
Creo que hay que distinguir varios aspectos:
- La realidad arquitectónica de la obra
- La gestión constructiva
- Las relaciones con el P. Barros y el P. Larraín
- El trabajo nuestro: proyección, ejecución, control
1. Realidad arquitectónica:
a. Está en juego la fachada vidriada. Proviene ella de un pensamiento que comunica el interior de la iglesia con el exterior, pensamiento que se inserta en la comunicabilidad de los interiores públicos de la ciudad.
Se trata de un movimiento ciudadano, entonces, que va a llegando a todo pueblo de hoy, en esa apetencia que tiene todo pueblo de hoy por insertarse en la clase de ciudades que viven los ciudadanos que ya se ha concretizado en formas o manifestaciones. Pero este pensamiento para instaurarse, debe encontrar circunstancias favorables o poder vencer las contrarias. Si no estas circunstancias hacen que permanezca el régimen de los interiores públicos aislados, herméticos.
Parece que el presente caso se quedará en este régimen, tal como sucedió en Corral.
Pero es todo un régimen con sus leyes. Con toda su realidad trabajable. Y por ello, llenos de su propia hondura.
b. La fachada y su decoración : La decoración de las iglesias tenía la misión de construir el lugar en que estaban levantadas las iglesias, que a su vez era un lugar dentro del entramado de la ciudad. Era todo un sistema urbano de realidades jerarquizadas.
Los lugares de la ciudad han evolucionado, por tanto hoy si se tiene una conciencia o un ojo diferente para comprender y ver los lugares de la ciudad, aunque estos lugares sean de pueblos.
Hay pues que estudiar la realidad de una fachada, en una época que abandona las fachadas tridimensionales, y en que los lugares no descienden de las “plazas de armas” o de los “patios públicos”.
Ese es el problema arquitectónico.
B. La gestión constructiva:
Ella comprende una gestión de carácter:
- Técnico: Proyección, planificación de la marcha, control y recibimientos de las partidas.
- Administrativo: Contratamiento del personal (manual de obras, maquinaria y herramientas, dirección; fiscalización leyes sociales.
- Financieros: Financiamientos y retenciones, garantías, devoluciones del dinero en ejercicio.
Me parece, cuando se habla de gestión constructiva, deben tener presente estos tres aspectos con sus 1os puntos.
Es con esta totalidad que hay que correr.
Si vemos estos puntos, comprendemos que la Escuela está todo imposibilitada de la construcción pues, muchos de estos puntos se basan en un ejercicio continuo que reclama la ejecución de obras sucesivas.
Relaciones con el P.Barros y Larraín
La mentalidad clerical, en cuanto a las obras materiales tales como la edificación de las iglesias, esl muchas veces la intervención en forma directísima y de una manera muy autoritaria y amenazadora respecto a posibles represalias a tomar. Ellos se sienten los únicos poseedores de las verdades prácticas. Es un problema del poder humano. Las verdades sobrenaturales tal vez no vividas lo suficiente santamente, las llevan a que creen que poseen la sabiduría natural. Es una vieja creencia que seguramente supera a cada sacerdote en particular. Pero creo que el P.Barros (sobrepasa ) con su ingenuidad, tozudez y estupidez natural, cierto límite, que es nuestra obligación recordárselo.
1° A la universidad no se le amenaza
2° La obra no la puede detener
3° No estamos dispuestos a que la escuela reciba un trato no real.
Cualquier queja nuestra la llevaremos al provincial jesuita y le haremos una presentación en que nos quejaremos de la arbitrariedad del P. Barros.
En cuanto al P.Larraín, es evidente que él hace lo que puede , y lo que puede, en estos planos de edificación de obras materiales, será seguramente por chisporrotazos. Un chisporrotazo: que se haga una entrada a la manera tradicional jesuita: la magnificencia de la casa de Dios, como lección para el fiel. Después vienen otros asuntos, asuntos propios o quizás más propios de él y adiós. Es un mundo en parte de apariencias. Pero así, en muchísimos casos, será como se levanta la obra arquitectónica.
El trabajo nuestro: Proyección, ejecución, control
Debemos estar siempre alertas para saber detectar las reales circunstancias en que se apoya la obra, y su proceso de edificación y las reales fuerzas que se podía disponer.
Tales reales comprensiones y aquilatamientos tiene que ser la luz- por decirlo así- que ilumine lo que se concibe y planifica.
Veo que la iglesia quedaría naciendo de un plano menos perteneciente a la ciudad de hoy, que la que podríamos haber creído por un momento, en razón de reales aberturas que tuvo en algunos momentos el medio. No importa. Creo que debería hacerse con una ciudad más antigua o más pueblerina. Ella, en verdad, es la que nos hace el encargo.
Podemos trabajar para ella, y con alegría inventiva. Es decir, con esa anticipación del resplandor de la obra que se procreará, que es la real alegría del arquitecto.
Naturalmente que en un clima no paternalista por parte del los P. Barros y aún de Larraín.
Debemos hacer un recuento real de las fuerzas y proceder, sabiendo de los criterios y medidas que nos corresponden y que nos son propias.
Nosotros dijimos que la iglesia entera, no sería una remodelación exacta, sino con aquellas variantes propias a nuestro momento: tanto en el campo de la asismicidad, construcción y estética. Así se procederá, pues tal es el compromiso. En eso seremos firmes, porque estamos claros.
El martes espero ir a la Escuela, allí hablaremos del tema de:
- estudios realizados
- medios económicos disponibles para la ejecución
- tiempos y plazos de la obra
- nuestro sistema de trabajo interno:
Y enseguida adoptaremos resoluciones que comunicaremos al P.Barros, P.Larraín, y si es necesario, al provincial.