
Se observa que,
La ocupación de la superficie plana del valle se realiza al principio como un mero “estar del trabajo” y no como ciudad. Se definen cuatro fases que hemos denominado:
1. Fase Aborigen
2. Fase Incaica
3. Fase de la Conquista
4. Fase de las Iglesias
Fase Aborigen:
Detecta la potencialidad agrícola del valle. Se refiere a la ocupación de nativos, probablemente Picunches, que practicaron del el siglos XIII o XIV la agricultura y la ganadería con métodos rudimentarios y conocían el riego artificial.
No sabemos con seguridad cómo ocuparon el valle, ya que según algunos autores (Zapater) los Picunches no residían en pueblos, sino que cada uno tenía su rancho donde mejor le parecía para su sementera. Sólo cierto día convenido se juntaban en un lugar previamente elegido.
Fase Incaica:
El cerro Mayaca define un lugar; se forma una “galería” y un centro en el extremo sur. Se refiere a la ocupación de los Incas desde 1490 al establecerse una colonia de “Mitimaes”, cuya finalidad era afianzar el dominio enseñando las costumbres y la lengua del Cuzco y propagar sus métodos agrícolas e industriales.
Probablemente, dos factores intervinieron para definir el lugar de la nueva instalación, dentro de la superficie del valle: uno, el Cerro Mayaca, ocupado por un pucará de defensa, que resulta ser prioritario por ser único; otro, la facilidad de riego que aporta la proximidad del río.
Es probable que sea la “Mitima” incaica -que trae una técnica agrícola evolucionada y una larga tradición sedentaria- la que establezca la primera “calle larga”, esto es, un tipo de instalación que llamaremos “galería” (asimilándolo al nombre geográfico que designa al bosque extendido linealmente al borde de un río). Son huertos cuyas casas se alinean a lo largo del camino incaico.
Aunque la “galería” incaica incluye, además de la guarnición militar, una “kancha” o plaza que hace de centro en su extremo sur y cuenta con un establecimiento imperial de fundición del oro de Marga-Marga, no era sin embargo una “ciudad”, la cual entre los incas tenía una traza distinta y definida.
Sin contar con documentación alguna, vamos a suponer que la “galería” se extendió dos leguas y media, dimensión común en algunas instalaciones indígenas del norte.