Fabio, quiere un tiempo sin responsabilidades, y un trabajo de reflexiones generales y arquitectónicas.
Alberto, tiene su método y sus preocupaciones invariables
Tuto, un anhelo público y su independencia.
Pepe… la eterna debilidad de la indecisión.
Miguel, junto con su resentimiento, sus juicios de los demás y su propia arrogancia.
Jaime, su afán independiente de la auto verificación.
A eso hemos llegado
a problemas personales.
Las virtudes, no quieren colaborar en unirnos, sino en verificarse
cada uno tiende a lo suyo.
La realidad se nos escapa a todos
Y los hechos van más adelante que nosotros,
Y nosotros quedaos atrapados en la ansiedad de nosotros mismos.
Al frente, están las cosas, la gente que hace
Gente mediocre, cosas mal hechas,
Sin embargo, pese a nuestras virtudes mejores que nosotros,
ya vamos siendo identificados,
y la esperanza es sustituida por lo conocido y el pasado
Ya no podemos hablar sino con violencia entre nosotros
o con aceptación,
Como si los años hubieran acumulado en cada uno
una condición definitiva e inconmovible.
Tal vez hemos producido poco
y hemos hablado demasiado de sueños no realizados.
y nos hemos inclinado sin quererlo
a prepararnos y significarnos.
¿? la modestia de la acción inocente.
Tal vez hemos sido poco libres,
y hemos perdido el tiempo precioso,
el momento del tiempo,
su momento,
el presente, que habla Godo,
que tantas vedes nos sorprendió durante otros años,
¿tal vez? sin aceptarlo.
Talvez la vida en el arte
depende de grandes fortalezas interiores
que apenas se esbozan hacia afuera
y que en ese apenas,
sin embargo deben ser obedecidas ciegamente.
Y un acto que para la vida habitual es normal,
pleno de justificaciones,
desvía en una minúscula centésima el ángulo de su otra vida,
de la propia disparo, la existencia,
y al cabo de unos años no se reconoce el blanco
donde vino a caer la flecha
Tal vez nos hemos entregado demasiadas veces
a esa vida habitual
sin hábito que pretendíamos vestir,
y ello se ha convertido en el enemigo,
en la causa del extravío,
en el no reconocimiento de lo que,
desde un principio, destino nuestro,
fue nuestra fuerza, nuestra casa, con su confortable,
unidad.
Y así, todos nos ponemos tristes
de solo encontrarnos, configurando la presencia real,
de lo que no somos conforme a la esperanza
y nos ponemos tristes, talvez más tristes,
de separarnos, configurando así el hecho
de nuestra mutua soledad.
Tal vez la universidad
nos acostumbra demasiado a observar lo ya realizado,
lo que está hecho, como la ciudad,
y no hayamos invertido nuestra existencia
en plasmar cosas,
y no hayamos empleado las palabras,
en comunicar esos intermedios de respiro,
que se producen en el fragor.
Tal vez así hemos deformado todas las palabras,
absolutamente todas,
y entonces usando, utilizando la vida con ellas,
en el equívoco de una significación inexistente.
Estos son los momentos de debilidad
en que todas las casualidades son enemigas,
y las no casualidades, fracasos.
El tiempo pasa rápido
para demostrar que en tanto, no heos hecho nada.
y lento
para atormentar cada minuto.
Nadie puede ayudar, porque todo está hecho.
Tal vez, así, nos hemos entregado a la cobardía,
a la sugestión del determinismo del tiempo
y a lo mejor no hemos sido capaces nunca
de recomenzar denuevo
y siempre hemos querido continuar.
Alberto, tiene su método y sus preocupaciones invariables
Tuto, un anhelo público y su independencia.
Pepe… la eterna debilidad de la indecisión.
Miguel, junto con su resentimiento, sus juicios de los demás y su propia arrogancia.
Jaime, su afán independiente de la auto verificación.
A eso hemos llegado
a problemas personales.
Las virtudes, no quieren colaborar en unirnos, sino en verificarse
cada uno tiende a lo suyo.
La realidad se nos escapa a todos
Y los hechos van más adelante que nosotros,
Y nosotros quedaos atrapados en la ansiedad de nosotros mismos.
Al frente, están las cosas, la gente que hace
Gente mediocre, cosas mal hechas,
Sin embargo, pese a nuestras virtudes mejores que nosotros,
ya vamos siendo identificados,
y la esperanza es sustituida por lo conocido y el pasado
Ya no podemos hablar sino con violencia entre nosotros
o con aceptación,
Como si los años hubieran acumulado en cada uno
una condición definitiva e inconmovible.
Tal vez hemos producido poco
y hemos hablado demasiado de sueños no realizados.
y nos hemos inclinado sin quererlo
a prepararnos y significarnos.
¿? la modestia de la acción inocente.
Tal vez hemos sido poco libres,
y hemos perdido el tiempo precioso,
el momento del tiempo,
su momento,
el presente, que habla Godo,
que tantas vedes nos sorprendió durante otros años,
¿tal vez? sin aceptarlo.
Talvez la vida en el arte
depende de grandes fortalezas interiores
que apenas se esbozan hacia afuera
y que en ese apenas,
sin embargo deben ser obedecidas ciegamente.
Y un acto que para la vida habitual es normal,
pleno de justificaciones,
desvía en una minúscula centésima el ángulo de su otra vida,
de la propia disparo, la existencia,
y al cabo de unos años no se reconoce el blanco
donde vino a caer la flecha
Tal vez nos hemos entregado demasiadas veces
a esa vida habitual
sin hábito que pretendíamos vestir,
y ello se ha convertido en el enemigo,
en la causa del extravío,
en el no reconocimiento de lo que,
desde un principio, destino nuestro,
fue nuestra fuerza, nuestra casa, con su confortable,
unidad.
Y así, todos nos ponemos tristes
de solo encontrarnos, configurando la presencia real,
de lo que no somos conforme a la esperanza
y nos ponemos tristes, talvez más tristes,
de separarnos, configurando así el hecho
de nuestra mutua soledad.
Tal vez la universidad
nos acostumbra demasiado a observar lo ya realizado,
lo que está hecho, como la ciudad,
y no hayamos invertido nuestra existencia
en plasmar cosas,
y no hayamos empleado las palabras,
en comunicar esos intermedios de respiro,
que se producen en el fragor.
Tal vez así hemos deformado todas las palabras,
absolutamente todas,
y entonces usando, utilizando la vida con ellas,
en el equívoco de una significación inexistente.
Estos son los momentos de debilidad
en que todas las casualidades son enemigas,
y las no casualidades, fracasos.
El tiempo pasa rápido
para demostrar que en tanto, no heos hecho nada.
y lento
para atormentar cada minuto.
Nadie puede ayudar, porque todo está hecho.
Tal vez, así, nos hemos entregado a la cobardía,
a la sugestión del determinismo del tiempo
y a lo mejor no hemos sido capaces nunca
de recomenzar denuevo
y siempre hemos querido continuar.