
Santiago, Agosto 28 de 1949
A SU EMINENCIA
JOSÉ MARÍA CARO RODRIGUEZ
PRESENTE
EMINENTÍSIMO SEÑOR CARDENAL:
Los abajo firmanes, profesores renunciados de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica de Chile, nos dirigimos respetuosamente a SU EMINENCIA para hacerle llegar una exposición de la situación general de la Facultad y de la Universidad, que en la actualidad atraviesa por una gravísima crisis: exponerle sus puntos de vista y solicitarle que en su carácter de Gran Canciller se digne arbitrar las medidas que pongan término definitivo a esta crisis que es consecuencia de una larga desorganización.
Introducción:
Los suscritos declaramos ser católicos y no haber perseguido en nuestras actuaciones Universitarias ningún fin político o extraño a los intereses propios de nuestra Universidad. Declaramos que con nuestros principios arquitectónicos pretendemos simplemente no separarnos de las tendencias arquitectónicas vivas de la actualidad. Es decir, deseamos fervientemente que nuestra Facultad acoja, estudie u resuelva a la luz de los fundamentos cristianos los problemas propios de nuestra época.
Principios de Arquitectura que sustentamos:
Si contemplamos la Historia vemos claramente que a cada época corresponde una arquitectura propia. Así vemos que los Griegos no copiaron la Arquitectura Egipcia ni la Asiria; del mismo modo los Góticos lejos de copiar la Arquitectura Románica, usaron nuevos métodos constructivos que habían descubierto para expresar las características espirituales y materiales de su época. Luego, se concluye que en todos los grandes períodos del Arte, la Arquitectura expresó con los medios de que disponía, la realidad espiritual y material de la época.
Siguiendo la tradición viva de atender u estudiar los problemas propios de cada tiempo para resolverlos con los medios técnicos que la ciencia de la construcción indica, creemos que nosotros debemos usar los materiales nuevos para nuestro problemas.

Así por ejemplo, el concreto armado permite hacer edificios que ni con la piedra ni con la madera se podrían realizar. Esto supone una estética propia que exprese honradamente la verdad de estos cambios. Del mismo modo, en la Arquitectura actual se deben abordar problemas nuevos tales como las grandes poblaciones obreras y los problemas de urbanismo que no admiten que se calquen soluciones antiguas por la gran complejidad que han adquirido.
La Historia prueba que ninguna de las grandes Arquitecturas del pasado fue ecléctica y estimamos que no es conveniente para los alumnos hacerles creer que los problemas arquitectónicos son materia de gusto personal, pues tienen evidentemente raíces profundas en las realidades espirituales, sociales y técnicas de la humanidad.
Por el contrario, el academismo, llamándose erróneamente clásico, pretende fijar los principios inalterables de la Arquitectura, no estudiando la realidad presente ara deducirlos de ella, sino copiando las formas externas de las arquitecturas pasadas. Este academismo es irreconciliable con sus principios y pedagogía con el pensamiento vivo de la verdadera tradición.
En el orden pedagógico, el enseñar según principios antagónicos, tiene consecuencias gravísimas e inaceptables:
1. El academismo ecléctico le quita iniciativa al alumno y lo deja sin participación activa en los estudios, porque se le enseñan fórmulas y normas hechas; razón por la cual el alumno cree erróneamente que ya nada queda por hacer. Esta posición produce frecuentemente como lo comprueba la práctica, un fondo de escepticismo en los alumnos y es natural que instintivamente rechacen “motu proprio” este tipo de enseñanza.
2. La aplicación de nuestros principios en el orden pedagógico rechaza la falsa posición del profesor versus alumno, que se deriva de la actitud académica sintetizada en el antiguo adagio “Magister dixit”: la Universidad no debe ni puede ser u colegio.
3. La coexistencia de dos sistemas basados en principios tan diferentes, produce y ha producido en la práctica, como se ha comprobado en los últimos años, una perniciosa desorientación y el consecuente desaliento en los alumnos y en los profesores.
Como consecuencia de lo anteriormente dicho, los profesores abajo firmantes estiman imposible la adopción e la Facultad de un sistema pedagógico para los primeros años que esté en contradicción con el de los últimos.

Estos puntos de vista están más detallados en la renuncia del profesor don Sergio Larraín García Moreno que se acompaña.
Como conclusión lógica de todo lo dicho los suscritos creen que no es aceptable y por el contrario es muy perjudicial para la formación del alumno el adoptar la base académica de la enseñanza de la Arquitectura, que vicia en sus orígenes su criterio profesional.
Los profesores que en la Facultad sustentan actualmente el criterio de una enseñanza académica y se oponen activamente a los puntos de vista defendidos por los suscritos son poco numerosos, pero en la práctica obstruyen la unidad indispensable del Plan de estudios a que se hace referencia en las páginas que siguen.

Relato de los acontecimientos relacionados con la situación actual.
1944-1945: A pedido de la dirección de la Facultad de Arquitectura y antes que se conocieran los planes de reforma en la escuela de Arquitectura, el grupo de Profesores que suscribe, inicia la confección de un Plan Orgánico de Estudios. Este Plan, que posteriormente se estudió hasta el detalle de los cursos, estuvo terminado en todos sus puntos fundamentales después de largas deliberaciones, a mediados del año 1946.
1946: La presentación de este plan, muy demorada por la falta de interés de la Dirección de la Facultad, fue finalmente conocida a mediados de diciembre de 1946. El Rector ordena a la Dirección la puesta en práctica de dicho plan y se forma una comisión compuesta por el Director y uno de los profesores autores del Plan para estudiar el detalle de su aplicación.
1947: La Dirección tiene una actitud dilatoria en todo lo referente a la aplicación del Plan. Sin embargo, le entrega a los profesores autores del plan los talleres más importantes de la Facultad, salvo en los primeros años.
A mediados de año, a raíz de una dificultad entre un profesor que se había distinguido por su oposición al plan y sus alumnos, la Dirección nombra a este mismo profesor coordinador de los ramos más importantes de los primeros años. Hay que dejar constancia que la Dirección había accedido aplicar el Plano solo en parte y en los dos primeros años. La situación era entonces, que el Plan se estaba aplicando solo en parte y dirigido por un profesor que había manifestado públicamente que no creía en él.
1948: El profesorado autor del Plan se siente desmoralizado; se retiran definitivamente o temporalmente varios profesores desanimados por la actitud de la Dirección.
1949: A principios de año, los profesores que suscriben provocan muchas reuniones con los demás profesores para tratar de llegar a una solución. Queda comprobado en forma definitiva la imposibilidad de conciliar los puntos de vista.
El objeto de estas reuniones era el llegar a una decisión respecto

al Plan de estudios y evitar una crisis a mediados de año. No se llega a ninguna solución; se vuelve a plantear la situación en varias reuniones de (la) Facultad. La dirección a pesar de todo, estima que se pueden conciliar los puntos de vista. Los profesores insisten que la Dirección debe decidir cual es el carácter de los estudios de la Facultad y qué pedagogía debe aplicarse.
El día 4 de agosto el Señor Decano estima que unos cambios de cursos que cortan el plan en dos, pueden satisfacer a las dos tendencias. Los profesores autores del plan protestan, los demás no protestan. Pocos días después renuncian los profesores autores del Plan. Se repite el caso del juicio de Salomón, pero sin su desenlace lógico. Es decir, que los autores del Plan preferían antes que se amputara este Plan, el que se entregara el total d los estudios a los profesores de la otra tendencia.
La renuncia de estos profesores cuyo texto se acompaña, no mereció la atención de la Dirección que ni siquiera acusó recibo de ellas.
Conocedores de estos hechos, los alumnos deciden retirarse de la Facultad, protestando por la falta de aplicación del plan de reforma.
Solamente el 23 de Agosto la dirección de la Universidad llama a los profesores renunciados. No puede asistir el más antiguo de ellos den Sergio Larraín García Moreno por encontrarse sometido a una grave operación quirúrgica.
En esa reunión la dirección de la Universidad, el Decano y el director proponen la aplicación integral del Plan por una comisión compuesta por ellos, uno de los suscritos y un representante de los alumnos, en el entendido que los alumnos estén asistiendo a sus clases. Confían a uno de los suscritos la misión de pedir a los alumnos la aceptación de este convenio ya que ellos, según lo dice la Dirección, están tratando de levantar al resto del alumnado de la Universidad para llevarlo a una huelga general.
El delegado de los profesores renunciados consigue el acuerdo de los alumnos. Estos últimos le hacen saber que no estaban instigando la huelga sino por el contrario, tratando de retener el resto del alumnado de la Universidad, tal como consta en las actas de la Federación de Estudiantes.
Los profesores renunciados acuerdan esa misma tarde con la dirección una reunión para el día siguiente en la mañana con el objeto de redactar una declaración oficial a los alumnos confirmando las proposiciones de la Dirección.
En la reunión y a pesar de la opinión de los profesores, la dirección refiere eludir en la redacción de la comunicación todo compromiso formal, los profesores manifiestan claramente sus puntos de vista y recomiendan la mayor claridad posible para disipar la inquietud creciente de los alumnos que está esperando en la Universidad la comunicación de la Dirección.
La dirección accede en principio a aplicar el plan. Sin embargo, el hecho de no haber firmado la comunicación y la forma en que está redactada

hace que los alumnos no acepten un pronunciamiento tan vago. Este juicio ha sido confirmado por las declaraciones del Señor Decano a la Prensa en las cuales dice no prometer la aplicación del Plan.
En estas circunstancias los alumnos deciden, antes de verse obligados a abandonar la Universidad Católica, apelar ante la suprema Jerarquía de la Universidad.
Los profesores renunciados después de haber agotado las posibilidades de solución con la dirección de la Facultad, inician gestiones directas con los profesores opuestos al Plan para obtener sus renuncias, de modo que el Señor Decano pueda obrar con entera libertad. El profesor que dirige la oposición rehúsa renunciar.
Ya no quedaba a los suscritos sino dos caminos: No hacer nada y dejar que el conflicto culminara en el retiro definitivo de los alumnos o plantear el conflicto a SU EMINENCIA para que con la mayor claridad dictamine las instrucciones pertinentes.
Posibilidades de solución:
De acuerdo con lo expuesto anteriormente los abajo firmantes nos permitimos sugerir a SU EMINENCIA se adopten las siguientes medidas, que sin duda, solucionarían inmediatamente la actual crisis.
1. Nombramiento del profesor Sergio Larraín García Moreno, que cuenta con veinte años de cátedra en la Facultad, como director de estudios, con plenos poderes para la aplicación integral del plan de estudios. Este cargo tan importante existía antes en la Universidad.
2. Que todos los profesores de la Facultad de Arquitectura presenten inmediatamente sus renuncias para dejar al Director de estudios en libertad para reorganizar las cátedras según el Plan y proponer los nombramientos de los profesores correspondientes, que en el nuevo Plan se reducen a menos de la mitad debido a que actualmente el número es excesivo (más de cincuenta).
Esta solución ofrece amplias garantías a los anhelos de los profesores renunciantes y de los alumnos y por otra parte mantiene incólume el principio de autoridad que en ningún momento se ha pretendido menoscabar, puesto que la Facultad seguirá gobernada por el mismo Decano.

Nombre de los profesores que renunciaron después de la reunión del Consejo de la Facultad del 4 de Agosto de 1949.
Nota: Se hace presente que por sus cátedras estos profesores están en contacto directo con los problemas básicos de la enseñanza.
Sergio Larraín G.M.
Profesor de taller arquitectónico superior, con veinte años de docencia representante del Colegio de Arquitectos en la Caja de la Habitación.
Emilio Duhart H.
Profesor de taller arquitectónico (con permiso) representante de la Universidad Católica en el Consejo del Colegio de Arquitectos.
Mario Pérez de Arce L.
Profesor de taller arquitectónico representante de la Universidad Católica en la comisión de pedagogía en el Congreso Panamericano de Arquitectos – Lima 1947
Alberto Cruz Covarrubias.
Profesor de Composición Pre Arquitectónica- nombrado representante del Colegio de Arquitectos en el congreso internacional de Arquitectos, Lausanne 1948.
Patricio Schmidt N.
Profesor de Instalaciones y técnicas, representante del Colegio de Arquitectos ante el Instituto de Investigaciones Tecnológicas.
Alberto Piwonka O.
Profesor de Composición pre-arquitectónica.
Jorge Elton A.
Profesor de materiales de arquitectura.
Jaime Besa Zañartu.
Profesor ayudante de taller Arquitectónico. Becado del Instituto Rensselaer de EEUU.
Enrique Siefer E.
Profesor ayudante de materiales e Arquitectura.
Jorge Costabal E.
Profesor ayudante de taller Arquitectónico.
P.D. algunos de estos profesores no pudieron firmar por premura de tiempo o por encontrarse enfermo.